
Todo comienza en mayo, llegan las primeras noticias: Muse va a sacar nuevo disco en septiembre!...y viene a España a presentarlo! escalofríos recorren los cuerpos de muchos de nosotros. Llevamos, algunos, años escuchando a Muse y por fin podemos verlo.
Tras una apoteósica compra en los primeros momentos tocaría una larga espera, desde Junio hasta Noviembre, nada menos. Pero conseguíamos amenizarlo soñando como bobos como sería nuestro concierto allí, evidentemente no podíamos ni acercarnos a lo que sería en realidad.
Llega Noviembre y los nervios están a flor de piel, queda menos de un mes para el concierto y todavía no tenemos nada preparado. En un amasijo de frenéticas llamadas y comentarios tuenti conseguimos organizarlo todo gracias, como siempre, al sacrificio de unos pocos.
Los días previos son como una nube de sensaciones, estás en el mundo pero a la vez no estás, hablas con la gente pero tu cabeza está en otro sitio. Sólo despiertas de ese sueño para dedicarle una sonrisa a todo aquel rezagado que quería ir al concierto y no compró las entradas a tiempo, te sientes bien, muy bien de hecho.
Llega el dia D-1, sabes que tras 6 horas de bus empieza un fin de semana inolvidable. ¿El viaje? una pena pero anestesiado por la euforia. Llegas a Madrid y conoces nueva gente, amigos de tus amigos que en circunstancias como esta también son tus amigos. Poco después de llegar al hostal nos dimos cuenta de que había otras chicas que también iban al concierto, ¿casualidad o destino?
Después de unas cervezas, algunas canciones y unas cuantas rondas de preguntas para conocernos un poco nos lanzamos a la movida madrileña. Tras algunas idas y venidas por el centro de Madrid llegamos a Chueca, lugar de buen rollo y chupitos gratis. Pasamos una noche inolvidable yendo de bar en bar. Pero todo lo bueno acaba, hay que volver al hostal porque mañana toca madrugar para hacer cola y ser de los primeros en ver a los GRANDES.
Ahora sí que es el día D, cansados por el día de ayer pero no menos ilusionados llegamos al palacio de los deportes. Allí nos encontramos a gente como nosotros, con las mismas ganas e ilusiones. Una malgama de vidas, todas distintas pero con un importantísimo nexo de unión, una euforia incontrolable por lo que estabamos a punto de presenciar. Nadie ocultaba su nerviosismo, se podía leer la felicidad en cada uno de nuestros rostros, pero nos tocaba esperar. Cada uno se calmaba como podía, cantando, tocando, jugando a las cartas o saltando como un loco en medio de la cola.
Son las 7.30 y tras varios amagos de los seguratas por fin abren las puertas. Es un momento tenso, muchos de los que parecían ser amigos en la cola se convierte en enemigos potenciales, sólo hay una meta, llegar los primeros. El tiempo se para y lo unico que se te pasa por la cabeza es: CORRE!! Cuando llegas... y te encuentras con el resto de tus amigos te das cuenta de que lo peor ya ha pasado. Ahora sólo queda relajarse.
Las pruebas de sonido se hacen interminables. Incluso los teloneros, que no eran malos, te parecen bazofia. Sólo quieres verlos a ellos, ¡Joder, has estado esperando casi medio año para verlos! Y entonces...comienza el espectáculo. Te mueves, inseparable de una marea humana que te lleva de un lado para otro. Hace tanto calor que la gente empieza a desmayarse, pero eso a tí no te importa, tú sólo estas pendiente al escenario, ansioso por que se caigan las telas que esconden los "edificios", y cuando al fin caen...
No soy capaz de describir lo que viene ahora, ese cúmulo de sensaciones no se puede expresar con palabras, lo siento mucho, sólo os puedo asegurar que fue uno de los mejores fines de semana de mi vida. Pero os dejo con un regalo, el final, el apogeo de Muse, la perfecta culminación de un concierto, miles de personas cantando al unísono, tan fuerte que a veces resultaba difícil oir la voz de Bellamy. Esto va por todos vosotros, aquellos que conocí gracias a los grandes.